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QUIJOTEANDO

Lecciones del colapso de Wall Street

Lecciones del colapso de Wall Street

James Petras

Global Research

 

El actual colapso del mercado bursátil y la pérdida de cientos de miles de millones de dólares, gestados por los bancos inversores de Wall Street, ilustran las trampas y peligros del capitalismo de libre mercado a que se enfrenta toda la población trabajadora de los Estados Unidos.

  1. La bancarrota inminente de la Seguridad Social: El intento de hace tres años de la Casa Blanca y de destacados congresistas republicanos y demócratas de “privatizar” la Seguridad Social –volcando esencialmente en Wall Street la administración e inversión de miles de millones de dólares de fondos de la Seguridad Social-, con el argumento de que los inversores privados obtendrían mayores ganancias, habría llevado a la bancarrota de toda la financiación de la Seguridad Social. La privatización habría permitido que los bancos de inversiones privadas más importantes apalancaran y especularan incluso con los instrumentos financieros de más alto riesgo, con los desastrosos resultados que estamos presenciando en estos momentos. Aunque los fondos privados de pensiones se han ido a pique, la Seguridad Social sigue en pie. Son las pensiones privadas las que están en bancarrota, no los fondos de la Seguridad social administrados públicamente, contrariamente a las opiniones de expertos y críticos de la Seguridad Social. La actual debacle privada sirve, claramente, para defender el control y la administración públicos de los programas de pensiones.
  2. Todos los fondos privados importantes de pensiones para empleados públicos y privados, incluyendo TIAA CREF, CALPERS y las pensiones de los sindicatos han registrado pérdidas de entre el 23 al 30% desde el mes de enero y han venido mostrando un crecimiento negativo a lo largo de los últimos cinco años. Se ha puesto de manifiesto que vincular los fondos de pensiones con los mercados de valores no ha servido más que para reducir gravemente los niveles de vida de los jubilados, obligando a muchos de ellos a seguir como fuerza laboral hasta los setenta o más años si no quieren hundirse en la pobreza. Las pensiones vinculadas con actividades productivas financiadas públicamente habrían evitado las pérdidas y riesgos implícitos en las inversiones en el mercado bursátil.
  3. Las decisiones estratégicas bipartidistas de convertir EEUU en una economía de “servicios” en oposición a una economía manufacturera diversificada es la causa-raíz del colapso del sistema financiero estadounidense y de la aparición de una recesión a largo plazo. Desde los años sesenta en adelante, la elite política ha venido adoptando una serie de políticas que promovieron las finanzas, las compañías inmobiliarias y de seguros, lo que se conoce como sectores FIRE, que se dedicaron a aumentar los alquileres, desviar subsidios, proporcionar concesiones fiscales y subsidios, destruyendo y desplazando a la industria. La reconversión de una economía FIRE en una economía manufacturera equilibrada y la recuperación del estado del bienestar, esenciales para revertir el colapso de la economía estadounidense, requerirán de una importante convulsión política.
  4. La huida masiva de capital de los sectores productivos a los sectores FIRE fue acompañada de un inmenso crecimiento del capital exterior, haciendo que la economía interna, especialmente volátil y basada en "servicios financieros” de riesgo y consumidores tremendamente endeudados, pasara totalmente a depender de los “servicios”.

La conversión de EEUU de una economía diversificada en una de monocultura “FIRE” aumentó las probabilidades de un colapso general cuando el mercado financiero/inmobiliario se fuera a pique. La recuperación y el crecimiento sostenido sólo pueden producirse con el retorno a una economía diversificada, con la retención del capital huido al extranjero, la inversión a gran escala y largo plazo y los incentivos para los sectores productivos y de servicios sociales.

  1. La búsqueda de la construcción del imperio dirigida por el ejército a expensas de las empresas mixtas y de los acuerdos de comercio recíproco con países con mercados en expansión, fuentes energéticas estratégicas y grandes poblaciones y mercados, crearon enormes déficit presupuestarios y comerciales y alienaron fuentes potenciales de mercados y materias primas estratégicas.

Mil billones de gastos militares en pos de guerras coloniales prolongadas y de altísimo coste (infinito), desviaron los fondos de su aplicación en avances tecnológicos y manufacturas caras y de gran calidad, que habrían abaratado costes y aumentado la competición mercantil. Igual importancia tuvo que, al sustituir la expansión interior dirigida por el mercado por la conquista exterior dirigida por el ejército, todo el eje del poder económico se trasladara del capital industrial al capital financiero. Así, el capital financiero necesario para financiar el déficit presupuestario del gobierno, originado por los gastos militares, fue cada vez adquiriendo más peso: Wall Street sustituyó la correa de acero como eje de poder en Washington.

  1. El ascendiente del militarismo y del capital financiero facilitaron que incrementara su influencia una configuración virulenta del poder que promovía específicamente los intereses hegemónicos regionales de un estado militarista-colonial que hasta entonces había sido un lobby político marginal: la configuración del poder sionista a favor de Israel (ZPC, por sus siglas en inglés).

Los constructores del imperio dirigido por el ejército vieron en la ZPC un aliado estratégico en su búsqueda de conquistas globales, la ZPC vio una puerta abierta hacia los altos despachos y múltiples oportunidades para promover la agenda expansionista de Israel a través de su influencia en los comités del Congreso, en las campañas electorales y en los nombramiento directos para la Casa Blanca. El incremento de influencia de la ZPC en los escalones más altos del poder vino instigado por el aumento de apoyo financiero que recibieron de miembros situados en posiciones estratégicas en las instituciones financieras más lucrativas. La ZPC fue un beneficiario económico de la burbuja especulativa: fue la infusión masiva de aportaciones financieras lo que permitió que la ZPC ampliara inmensamente el número de funcionarios con dedicación completa, de traficantes de influencias y de contribuyentes a las elecciones que magnificaron su poder, especialmente a la hora de promover las guerras estadounidenses en Oriente Medio, en escorados acuerdos de libre comercio (a favor de Israel) y en el incuestionable apoyo a la agresión israelí contra Líbano, Siria y Palestina. La recuperación económica va a depender de que se ponga fin al presupuesto dedicado al imperialismo militar. Eso no va a suceder a menos que se produzca el reemplazo sistemático de la elite política alimentada a partir de la metafísica del poder global basado en el ejército.

Ninguna recuperación económica es posible ahora o en un previsible futuro mientras el Congreso estadounidense y sus ejecutivos proporcionen rescates financieros por valor de mil billones de dólares a los insolventes especuladores de Wall Street, financien presupuestos de 700.000 millones de dólares para los gastos de una guerra siempre en expansión y los broker del poder sionista sigan dictando las políticas estadounidenses en Oriente Medio.

Las lecciones del pasado nos dicen mucho sobre qué caminos debemos y no debemos tomar.

La Seguridad Social existe aún precisamente porque el pueblo estadounidense se rebeló y desertó de la propuesta de traspasarla a Wall Street y quiso que siguiera siendo un programa dirigido públicamente. El sistema financiero se colapsó porque la economía estadounidense está “especializada” en una única cosecha: la financiera, a expensas de una economía productiva diversificada. El sistema político está totalmente desacreditado porque está dirigido por una elite política fracasada que representa y actúa desvergonzadamente en nombre de unos pocos miles de oligarcas financieros, un par de cientos de oligarcas militaristas y unas cuantas docenas de celosas organizaciones sionistas.

La “elite en el poder” sólo es tan poderosa como parece porque puede manipular, intimidar y engañar a más de 300 millones de ciudadanos estadounidenses haciéndoles pensar que son indispensables para sus vidas. El abrumador rechazo popular a la privatización de la Seguridad Social y al rescate financiero de Wall Street sugiere que la oligarquía reinante no es invencible.

 

 

 

 

 

Philip Roth

Philip Roth

 

Escritor estadounidense representante de la "escuela judía" de la novela norteamericana. Nació en Newark (Nueva Jersey), y estudió en las universidades de Rutgers, Bucknell y Chicago. Enseñó inglés en las universidades de Chicago y de Iowa. Por su primera obra, Adiós, Colón (1959), un libro de relatos sobre la vida de los judíos en Estados Unidos, ganó en 1960 el National Book Award (Premio Nacional del Libro). El relato que da título al libro fue llevado al cine en 1969. Su primera novela, Huida (1962), relata la agonía de un joven catedrático judío que se debate entre la razón y los sentimientos. La novela Cuando ella era buena (1967) se desarrolla en un entorno ajeno a lo judío. La queja de Portnoy (1969), libro muy leído y controvertido que está escrito en forma de autobiografía, relata la vida sexual de Alexander Portnoy a través de su monólogo desde el diván de su psiquiatra. Las novelas El pecho (1972) y La gran novela americana (1974), esta última sobre el deporte del béisbol, suponen un cambio hacia la literatura fantástica, mientras que Mi vida como hombre (1975) señala una vuelta a temas más introspectivos. Las novelas El escritor fantasma (1979), Zuckerman (1981), Contravida (1987) y La mancha humana (2001), relatan la vida y carrera del escritor y protagonista Nathan Zukerman. Roth también ha escrito la novela Decepción (1990). La obra de Roth se caracteriza por analizar con fino humor las desesperanzas y fantasías de los judíos estadounidenses aunque también pinta de una manera sarcástica a la clase media en general

El hambre

El hambre

Ahmed Saifi Benziane (Traducido por Caty R.)

Ya no se trata de saber quién pasa hambre ni quién morirá de hambre en el futuro, sino más bien de saber quién llegará el primero a la fase de la locura a fuerza de no tener nada qué comer, como el personaje-escritor que describe su situación en la novela Hambre, del noruego Knut Hamsun.

La locura ya está en las calles africanas, asiáticas y latinoamericanas; y si Europa se alarma, es simplemente debido a los ejércitos de clandestinos que surcan las calles de las ciudades europeas, llevados por los suyos a través de carreteras y mares en primer lugar, y después por las policías del mundo libre por haber invadido un terreno que no soporta sus olores ni sus colores. Un mundo blanco como la nieve.

La cumbre mundial de Roma sobre el estallido de los precios de los productos alimentarios no es, por lo tanto, ni más ni menos que una sesión informativa de los gobernantes de los pobres relativa a las medidas adoptadas para ayudar al norte a que siga impoluto y sus calles tranquilas. El sur seguirá siendo un vertedero bajo el sol, un cementerio de cuerpos errantes en busca de las migajas a las que sus gobernantes los condenaron. Ni los estudios sobre la pobreza, ni las cumbres de la tierra, ni los objetivos fijados en horizontes que se van alejando cada vez un poco más, consiguieron detener el sufrimiento. Por supuesto, no faltan argumentos para explicar lo inexplicable, lo evidente. La sequía, la capa de ozono, el medio ambiente y todos los artificios de los discursos pronunciados protocolariamente en los espacios lujosos, ocupan lo esencial de la argumentación.

Lo inexplicable, lo que se calla, es precisamente el sistema liberal pervertido por la búsqueda de más beneficios en favor de algunos, siempre los mismos; en detrimento de los otros, los desesperados, siempre los mismos. El beneficio sigue barriendo todas las religiones, todos los actos. La globalización tiene un precio: el hambre.

¿Cuál es el dictamen de las instituciones financieras internacionales? Dejar hacer, el mercado dispone de mecanismos suficientes para equilibrarse. La tragedia es que sigue desequilibrándose entre un dólar arrogante y un precio del petróleo que sólo beneficia a las clases dirigentes. El resto del mundo, literalmente, perece de hambre; sin otro refugio aparente que el de los motines, la rebelión, el lanzamiento de piedras sobre los símbolos del Estado y las férreas instituciones de sus maquinarias represivas.

¿La FAO? Un organismo condenado al tormento de Sísifo por la gracia de las multinacionales y sus guardianes, tanto del norte como del sur. En norte tienen la influencia sobre las campañas electorales, en el sur simplemente compran y colocan a los hombres apropiados, inmutables. Cuando el hambre haya dejado algunos fantasmas vagando por los páramos del sur, las enfermedades se encargarán de aniquilarlos. Los gobernantes habrán tomado sus medidas para seguir vivos y desempeñar el único papel que les corresponde: enterradores.

En Roma han optado por hablar de algunos sacos de arroz y dejar la perspectiva de una muerte cierta en un horizonte que cada vez se vuelve más evidente.

Original en francés: http://www.lequotidien-oran.com/?news=5104712

Ahmed Saifi Benziane es argelino, profesor de Socioeconomía en la Université des Sciences et de la Technologie d’Oran (USTO), escritor y poeta. Ha escrito la novela L’autre maîtresse, Dar El Gharb, Oran, 2004.

Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala

Knut Hamsun

Knut Hamsun

(Noruega, 1859-1952) Seudónimo de Knut Pedersen, escritor noruego, cuyas obras reflejan su individualismo y su rechazo a la civilización industrial. Nacido en Lom el 4 de agosto de 1859, ingresó en la universidad de Christiania (hoy Oslo), sin ningún tipo de formación previa, con la intención de ser periodista. Abandonó pronto sus proyectos y emigró a los Estados Unidos, donde vagabundeó de un lugar a otro, a la vez que escribía. En 1888 regresó a Noruega y se dedicó por completo a la literatura. Fue uno de los principales motores del neorromanticismo, movimiento que hizo su aparición entre los siglos XIX y XX, y se hizo célebre en toda Escandinavia con la novela Hambre (1890), en la cual describe los efectos psicológicos de la hambruna. A ésta siguieron otras novelas, como Pan (1894), Bajo la estrella de otoño (1906), en la que expone sus ideas sobre la vida inconsciente del alma; y Un vagabundo toca con sordina (1909). Los personajes de este periodo de la trayectoria de Hamsun son seres impulsivos e irracionales que, odiando la sociedad organizada, escapan, por lo general, a lugares apartados, con el fin de eludir responsabilidades. En otras novelas posteriores, Hamsun revela sus preocupaciones sociales. Así, por ejemplo, en En el país de los cuentos (1913) y Bendición de la tierra (1917), considerada como la más importante del autor, en la que hace una encendida defensa del ideal del noble campesino y denuncia la decadencia capitalista. Recibió el premio Nobel de Literatura por su obra en el año 1920. En sus últimas novelas, como Vagabundos (1927), retomó el tema del individuo errante y falto de raíces de la sociedad contemporánea. Cuando las tropas alemanas invadieron Noruega en 1940, defendió la ocupación proclamada que así se volvería a la grandeza de la época vikinga y se adhirió al colaboracionista por excelencia noruego Quisling, que sería ejecutado en 1946. El también fue acusado pero le fueron retirados los cargos por consideración a su edad. Murió el 19 de febrero de 1952 en su hogar, cerca de Grimstad. Su obra ejerció una gran influencia sobre autores europeos de la categoría de Thomas Mann, Máximo Gorky e Isaac Baushevis Singer

10 guerras, 10 mentiras mediáticas

10 guerras, 10 mentiras mediáticas

Michel Collon

Contra Venezuela y Ecuador, Bush recupera la estrategia de las «armas de destrucción masiva».

Todas las guerras van precedidas por una gran mentira mediática. Actualmente, Bush amenaza a Venezuela y a Ecuador. ¿Mañana a Irán? ¿Y después? ¿A quién le tocará el turno.

Con el presidente Uribe, narcotraficante y exterminador de indios (cuatro millones de desplazados) en el papel de marioneta. Uribe pretende haber hallado en el indestructible ordenador de Raúl Reyes (FARC), las pruebas del apoyo de Chávez al «terrorismo» y la militarización de la región.

Periódicos como Le Monde se hacen eco de esta campaña de propaganda para la próxima guerra de Bush. Recordemos simplemente cuántas veces los mismos Estados Unidos y los mismos medios de comunicación ya nos manipularon. «Nos justifican» cada gran guerra con lo que aparecerá más tarde (demasiado tarde) como una información falsa. Inventario rápido…

1. Vietnam (1964-1975):

Mentira mediática: El 2 y el 3 de agosto Vietnam del Norte atacó a dos barcos estadounidenses en la bahía del Tonkin.

Lo que supimos después: El ataque nunca existió. Fue una invención de la Casa Blanca.

Objetivo real: Impedir la independencia de Vietnam y mantener la dominación estadounidense sobre la región.

Consecuencias: Millones de víctimas, malformaciones genéticas (agente naranja), enormes problemas sociales.

2. Granada (1983):

Mentira mediática: Se acusa a la pequeña isla del Caribe de construir una base militar soviética y poner en peligro la vida de médicos estadounidenses.

Lo que supimos después: Totalmente falso. El presidente Reagan fabricó el pretexto de cabo a rabo.

Objetivo real: Impedir las reformas sociales y democráticas del Primer Ministro Bishop (que fue asesinado).

Consecuencias: Represión brutal y restablecimiento de la influencia de Washington.

3. Panamá (1989):

Mentira mediática: La invasión tenía por objeto detener al presidente Noriega por tráfico de drogas.

Lo que supimos después: Noriega era un producto de la CIA y reclamaba la soberanía del canal cuando acabase la concesión a USA. Intolerable para Estados Unidos.

Objetivo real: Mantener el control estadounidense en esta vía de comunicación estratégica.

Consecuencias: Los bombardeos estadounidenses mataron entre 2.000 y 4.000 civiles, ignorados por los medios de comunicación.

4. Iraq (1991):

Mentira mediática: Los Iraquíes habían robado las incubadoras de la maternidad de Kuwait City.

Lo que supimos después: Invención total de una agencia publicitaria pagada por el emir de Kuwait, Hill & Knowlton.

Objetivo real: Impedir que Oriente Próximo resista a Israel y consiga independizarse de EEUU.

Consecuencias: Innumerables víctimas de la guerra y después un largo embargo incluso sobre los medicamentos.

5. Somalia (1993):

Mentira mediática: Kouchner «sale a escena» como héroe de una intervención humanitaria

Lo que supimos después: Cuatro sociedades estadounidenses habían comprado la cuarta parte del subsuelo somalí, rico en petróleo.

Objetivo real: Controlar una región militarmente estratégica

Consecuencias: Al no conseguir controlarla, Estados Unidos mantendrá la región sumida en un caos interminable.

6. Bosnia (1992 - 1995):

Mentira mediática: La empresa estadounidense Ruder Finn y Bernard Kouchner ponen en escena supuestos campos serbios de exterminio.

Lo que supimos después: Ruder Finn y Kouchner mentían. Eran campos de prisioneros para intercambios. El presidente musulmán Izetbegovic lo reconoció.

Objetivo real: Romper Yugoslavia, demasiado a la izquierda, eliminar su sistema social, someter la zona a las multinacionales, y controlar el Danubio y las rutas estratégicas de los Balcanes.

Consecuencias: Cuatro años de una guerra atroz para todas las nacionalidades (musulmanes, serbios, croatas), provocada por Berlín y prolongada por Washington.

7. Yugoslavia (1999):

Mentira mediática: Los serbios cometen un genocidio sobre los albaneses de Kosovo

Lo que supimos después: Invención pura y simple de la OTAN, como reconoció Jamie Shea, su portavoz oficial.

Objetivo real: Imponer la dominación de la OTAN sobre los Balcanes, y su transformación en policía del mundo. Instalación de una base militar estadounidense en Kosovo.

Consecuencias: Dos mil víctimas de los bombardeos de la OTAN. Limpieza étnica de Kosovo por la UCK, protegida de la OTAN.

8. Afganistán (2001):

Mentira mediática: Bush pretende vengar el 11-S y capturar a Bin Laden

Lo que supimos después: No hay ninguna prueba de que exista la red (Al Qaeda, N. de T.). En cualquier caso, los talibanes habían propuesto extraditar a Bin Laden.

Objetivo real: Controlar militarmente el centro estratégico de Asia, construir un oleoducto que permitiera controlar el suministro energético del sur de Asia.

Consecuencias: Una larga ocupación y un gran incremento de la producción y el tráfico de opio.

9. Iraq (2003):

Mentira mediática: Sadam poseía peligrosas armas de destrucción masiva, afirmó Colin Powell a la ONU, probeta en mano.

Lo que supimos después: La Casa Blanca ordenó a sus servicios que falsificaran o fabricaran las pruebas (asunto Libby).

Objetivo real: Controlar todo el petróleo y chantajear a sus rivales: Europa, Japón, China…

Consecuencias: Iraq hundido en la crueldad, las mujeres relegadas a la sumisión y el oscurantismo.

10. Venezuela - Ecuador (¿2008?):

Mentira mediática: Chávez apoya el terrorismo, importa armas, es un dictador (el pretexto definitivo parece que todavía no se ha elegido).

Lo que ya sabemos: Ya se han vertido varias mentiras mediáticas: Chávez dispara contra su pueblo, Chávez es antisemita, Chávez es militarista… Y la satanización continúa.

Objetivo real: Las multinacionales estadounidenses quieren el control del petróleo y los demás recursos de toda América Latina. Tienen miedo de la liberación social y democrática del continente.

Consecuencias: Washington está librando una guerra global contra el continente: golpes de Estado, sabotajes económicos, chantajes, establecimiento de bases militares cerca de las riquezas naturales.

En resumen, todas las guerras van precedidas y «justificadas» por una gran mentira mediática. ¡Y nuestro inventario está muy lejos de ser completo!

Para impedir las guerras es imprescindible destapar estas mentiras mediáticas cuanto antes y de la forma más amplia posible. Gracias por difundir este texto y, si es posible, traducirlo y comunicarnos dichas traducciones ¡En la guerra de la información la verdadera fuerza es nuestra!

Sobre las mentiras mediáticas:

Actualmente muchos de los pretextos para las guerras y las mentiras mediáticas han salido a la luz. Otras, por el contrario, siguen en pie. Por ejemplo, sobre Bosnia y Yugoslavia exponemos las pruebas de la desinformación en los libros Poker menteur y Monopoly.

Bush se despide de América Latina

Bush se despide de América Latina

Por: Manuel E. Yepe

La acumulación de fracasos en la política de los Estados Unidos hacia América Latina durante el gobierno del presidente George W. Bush ha sido demasiado notoria para que puedan éstos ser desmentidos o justificados con solo un discurso, pero el mandatario estadounidense lo intentó en el foro anual del Consejo de las Américas realizado por estos días en el Departamento de Estado, en Washington.

Las debacles son contundentes:

La revolución cubana sigue allí, más sólida que nunca, con Estados Unidos en el mismo papel de jefe de una oposición interna que no logra levantar cabeza debido a su condición mercenaria.

El ALCA falleció y las variantes que se han ensayado para la imposición de una globalización neoliberal han demostrado, en las circunstancias específicas de cada una de ellas, que no sirven más que a los intereses de las grandes corporaciones estadounidenses y a unos cuantos oligarcas locales en los países donde se ensayan.

Prácticamente todos los procesos electorales que han tenido lugar en América Latina y el Caribe desde que comenzó en Venezuela la revolución bolivariana por la vía de los sufragios, han resultado en victorias de candidatos que no contaban con el apoyo, ni siquiera el visto bueno de los Estados Unidos. En los pocos que ganaron candidatos favorecidos por el imperio, los resultados fueron cuestionados enérgicamente y las violaciones cometidas han radicalizado el apoyo a la izquierda y otras fuerzas populares antiimperialistas.

En foros como la Organización de Estados Americanos, que ha sido catalogado como ’el gallinero del traspatio de los’ Estados Unidos’, la situación ha cambiado radicalmente. La reciente iniciativa del presidente de Ecuador, Rafael Correa, de crear una organización propia de los latinoamericanos y caribeños, sin los Estados Unidos, expresa la orientación del pensamiento político en la región.

Las presiones norteamericanas por abrir libre paso a los capitales de sus grandes corporaciones mediante la extensión de la economía de mercado a todas las áreas de los países de la región latinoamericana tienen cada vez más viento en contra.

Crece la oposición de los pueblos, ávidos de justicia social, a los procesos de privatización y a otras imposiciones neoliberales que suponen recortes presupuestales a la educación, la salud, la ciencia, la cultura, el deporte, la recreación y la asistencia social.

En su discurso sobre la política de su gobierno hacia América Latina en el foro, el presidente Bush reveló que el día anterior había sostenido una videoconferencia desde la Casa Blanca con tres ’líderes disidentes’ cubanos estrechamente relacionados con la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, a quienes calificó de ’valientes’ e ’inspiradores’.

Respecto a algunas las medidas recientemente adoptadas por el gobierno cubano que la gran prensa corporativa estadounidense ha insistido en presentar como concesiones de Cuba en busca de un diálogo con Estados Unidos, dijo que no ve en ellas ’ningún cambio’ y que son ’gestos vacíos de reforma’, ya que Cuba sigue gobernada ’por el mismo grupo que ha oprimido al pueblo cubano por casi medio siglo’.

Insistió en que la política de EEUU hacia la isla ’no debe cambiar hasta que el pueblo de Cuba esté libre’.
Sin hacer mención al hecho de que Cuba, pese al bloqueo de Estados Unidos, encabeza ampliamente al resto de los países de América Latina en materia de acceso a la salud, educación, justicia social y lucha contra la corrupción, Bush aseguró que Estados Unidos podría brindar asistencia en esas áreas a los países de la región. Al abundar sobre este punto aclaró que para recibir esa asistencia habría que cumplir algunas condiciones: ’No es mucho pedir que un gobierno acepte la economía del mercado’ precisó Bush.

Pero a mi juicio quien se llevó las palmas en esa reunión al evaluar la región durante la administración de Bush, fue Condoleezza Rice, al declarar: ’yo diría que hemos sido testigos nada menos que de una revolución social en la mayoría de nuestro hemisferio en años recientes, y que su causa ha sido la democracia (…) esta revolución ha realineado la política en América Latina. Nuevos líderes han surgido tanto de izquierda como de derecha, líderes responsables, democráticos, que trabajan pragmáticamente para ampliar la oportunidad, reducir la pobreza y promover la seguridad’.

Agregó que ’no se trata de un giro a la izquierda, no es un rechazo populista a los mercados y el comercio, sino, de hecho, es la creación de un nuevo consenso hemisférico que dice que la democracia es esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos de América Latina’. ¡Menudo eufemismo!
Obviamente, señaló que había ’excepciones’ en todo esto al respaldar lo expresado sobre Cuba por su jefe.
Lo que indudablemente no será excepción en el recuento de los desastres que dejarán a la nación estadounidense los dos períodos presidenciales de George Bush, serán los vínculos con América Latina, cuyos pueblos han logrado independizarse un poco más en respuesta a los atropellos, aunque ya asomen sobre nuestras naciones los cañones de la reestablecida IV Flota.

Escenas de crisis en los Estados Unidos

Escenas de crisis en los Estados Unidos

Michael R. Krätke

Los jefes de los cinco mayores bancos de EEUU anuncian a coro que lo peor de la crisis financiera ha pasado. Se calla por sabido que eso mismo decían ya en septiembre de 2007, cuando lo peor, acontecido entretanto, apenas parecía todavía imaginable. Lo notable es que, al tiempo que emiten tan consoladores cacareos mensajes, confiesen una pérdidas tremebundas.

El JP Morgan Chase, hasta ahora, entre los bancos norteamericanos, uno de los grandes beneficiarios de la crisis ha perdido desde febrero más de 5,1 mil millones de dólares. Más de la mitad de esa merma le viene de la crisis inmobiliaria; el resto, de los créditos al consumidor y de los créditos a la inversión concedidos a empresas que, a ritmo galopante, han entrado en la zona de pérdidas y morosidad.

No es de extrañar, porque en los meses de marzo y abril la debacle del mercado inmobiliario estadounidense ha alcanzado un nuevo punto culminante. Eso podría sonar casi banal, pero las cifras no consienten otro juicio. El número de embargos forzosos que expulsan a las gentes de sus viviendas ha sido en ese período un 57% superior al del año pasado (y subió también el número de inmuebles que cayeron bajo la maza de los bancos y los financieros hipotecarios: un 129%). Puesto que los precios siguen cayendo, muchos edificios no pueden venderse sino con visibles pérdidas, o quedan desocupados. Actualmente hay en EEUU 18 millones de viviendas vacías: invendibles o prácticamente carentes de valor, también para los bancos. Ya se ve venir la próxima ronda de desvalorizaciones y pérdidas constatadas. Hasta comienzos de 2009, los precios inmobiliarios en regiones urbanas centrales, como Los Ángeles, San Francisco o Miami –eso dicen los pronósticos— seguirán cayendo, entre un 40 y un 50 por ciento.

¿A dónde irá la gente?

En la costa Oeste, como por doquiera en el país, hay hoy más casas vacías que nunca, furtivamente abandonadas por unos propietarios que no pueden seguir pagando los plazos de sus hipotecas. Afecta a centenares de miles en las soleadas y ricas regiones de California o Florida, y en barrios que hasta hace poco contaban entre los más, cuando no entre los mejor cotizados. Trechos enteros de las calles de la Norteamérica residencial parecen ahora decorados de película, y ya sólo recuerdan a antiguos habitantes que, protegidos por la noche y la niebla, abandonaron el hogar llevándose sólo lo que cabía en el coche. Muchos, muchísimos, no pueden permitirse pagar un apartamento, no digamos una nueva casa. Se acogen a parientes. O ni siquiera eso pueden.

Se les puede reconocer fácilmente: el auto se ha convertido en su techo; un apartamento móvil, un último dormitorio, abarrotado y repelente a la vista. Quien así vive, ha perdido toda dirección y no es ya localizable sino a través del teléfono móvil. A amigos y a parientes, ni palabra del lugar en que se está. Decenas de miles van y vienen de las listas policiales de desaparecidos; las víctimas de la crisis de las hipotecas de alto riesgo son como nómadas en gira.

Reclutan incluso en estados federados ricos como California, Arizona o Florida una nueva categoría de "sintecho". Pensionistas que perciben sus pensiones pero que viven en sus autos de clase media en la calle, o gente visiblemente más joven que tiene un trabajo regular, que sigue cobrando un salario, pero que no puede permitirse una vivienda. En fila estacionan sus apeaderos móviles junto a las aceras de periferias y barrios residenciales de buenos burgueses. Quienes se quejan airadamente de este nuevo vecindario de los sintecho rodantes, percibidos como una plaga que atenta contra el valor de sus casas, contra la imagen de sus calles y contra la reputación de su barrio. Conminados a actuar por quienes todavía poseen casa, los alcaldes y los jefes de policía reaccionan sin norte. Tienen que echar a esas gentes, ¿pero adónde? ¿Fuera de los límites de su municipio? ¿Pero no planteará eso el mismo problema a la política local del municipio vecino? ¿Organizar zonas de estacionamiento y parkings especiales? Una sociedad de negociantes siempre ha sido creativa a la hora de sacar beneficios de las miserias y necesidades de la gente.

Cambiar de lugar y la esperanza de conseguir en algún otro sitio un nuevo puesto de trabajo: solo con eso cuentan ya los naufragados. Un fenómeno que los norteamericanos conocen ya desde hace mucho tiempo, merced a esa movilidad tan celebrada en Europa. Solo que no en tamaña proporción; solo que no con ese apremio, que trae a la memoria escenas y circunstancias de la Gran depresión de los años treinta. También entonces vagaban por el país, depauperados y desposeídos, muchedumbres de granjeros y propietarios de viviendas con sus familias, todos arrebujados en desvencijados Ford-T, en una búsqueda vana de trabajo y cobijo.

Pocos pueden volver al sueño de una casa propia en la periferia urbana. Cada vez más propietarios de vivienda –también los procedentes de una "capa media" capaz y calificada, que puede sobrevivir gracias a sus diplomas, experiencia profesional y a un puesto de trabajo parcialmente estable—, caen en situaciones de apuro. Los bancos se niegan a renegociar la deuda y a dar la menor facilidad, no quieren –y es típico de las crisis de los mercados monetarios— sino efectivo. Quien no puede pagar, huye de su casa, aun si ha cumplido puntual y celosamente por 20 años o más con el servicio de la amortización y los intereses de la deuda.

Y a la persona de clase media dispuesta a mudarse a una casa más modesta y más barata le aguarda la próxima desilusión: los bancos no ofrecen ahora créditos o hipotecas a interés fijo a largo plazo, sino que se empecinan en los intereses variables. Eso significa que nadie puede prever lo que le costará su casa o su apartamento en seis meses o en un año. Lo único cierto es que la carga mensual puede dispararse.

Sólo la inflación, que está ya claramente por encima del nivel de la UE, basta ya para que las instituciones crediticias aprovechen la menor oportunidad para subir sus intereses nominales. Puesto que el propio banco central estadounidense mantiene los intereses bajos para los bancos, éstos sólo pueden ahora obtener beneficio, si suben lo más alto posible los intereses para los clientes que tienen la mala suerte de no ser bancos.

Nadie puede arriesgarse a eso

Fannie Mae y Freddy Mac son los dos mayores bancos hipotecarios de los EEUU. Patrocinados por el estado, dominan cerca del 42% del mercado hipotecario nacional y tienen el 75% de las hipotecas sobre las casas unifamiliares. En cifras, son más de cuatro billones de dólares en hipotecas, de los cuales 2,6 billones corresponden a deuda que Fannie Mae y Freddy Mac han acumulado, en su mayor parte, en el extranjero. En Norteamérica sólo hay un deudor mayor: el Tesoro de EEUU.

Apenas si puede sorprender, ambas instituciones tuvieron que encajar en 2007 las mayores pérdidas de toda su historia empresarial, cediendo en apenas unos días un 40 por ciento de su valor accionarial, sin poder resarcirse con capital propio. Además –ambas habían inconfundiblemente retocado sus balances—, vino a pedirles cuentas la inspección financiera, que no tuvo otra ni más urgente ocurrencia que pedir ayudas financieras para Fannie Mae y Freddy Mac. No tardaron en llegar, porque sus pérdidas seguían creciendo en 2008. Aunque esos dos institutos bancarios deberían oficialmente arreglárselas sin una garantía formal del Estado, ningún gobierno estadounidense ni nadie puede permitirse dejarles caer. Pero si el Estado tuviera que honrar de verdad su respaldo de facto a Fannie y Freddy, le resultaría eso más caro que todos los recursos públicos que se ha tragado hasta ahora la crisis financiera. Las pérdidas dimanantes de la socialización de estos dos bancos significarían la necesidad de aportar al menos un 3% del PIB estadounidense para su rescate, unos 360 mil millones de dólares. En el acto, las letras del Tesoro del gobierno de los EEUU, hasta ahora aceptadas y mantenidas sin vacilar en todo el mundo, se desvalorizarían terriblemente: la siguiente ronda de la crisis financiera global estaría abierta. Es, pues, evidente que la miseria de los desposeídos propietarios de vivienda estadounidenses está estrechamente ligada con el sistema financiero internacional. Se puede cacarear consoladoramente cuanto se quiera, que eso no hay quien lo altere.

Michael Krätke, es profesor de política económica y derecho fiscal en la Universidad de Ámsterdam e investigador asociado al Instituto Internacional de Historia Social de esa misma ciudad.

Traficantes de salud. Miguel Jara

Traficantes de salud. Miguel Jara

“Sencillamente MAGISTRAL. Un libro muy riguroso de un autor valiente que cuenta una historia amena, muy documentada y fácil de leer. Este trabajo acerca a la ciudadanía informaciones decisivas para conservar su salud que a menudo pasan desapercibidas. Es una aporte fundamental para anteponer las personas a los negocios”.

Juan José de López Torres, Presidente de la Asociación Nacional de Consumidores y Usuarios de Servicios de Salud (Asusalud)

“Este libro muestra una situación intencionadamente caótica, provocada por los intereses económicos de un puñado de transnacionales farmacéuticas, dueñas de la salud y la enfermedad de todos los ciudadanos del mundo. Somos su negocio desde antes de nacer hasta que morimos y atreverse a afirmar que existen crímenes corporativos y documentarlos, además, es un trabajo de mucha envergadura y responsabilidad. Hacía falta alguien como Jara que tuviera no sólo el tiempo sino la valentía de empezar a hablar, a afirmar, a probar y a poner las cartas sobre la mesa”.
Ángeles Parra. Secretaria General de la Asociación Vida Sana y Directora de BioCultura, Feria de las Alternativas y el Consumo Responsable